El dolor de extrañar a alguien

.Es egoísta extrañar a alguien?

Extrañar tiene más que ver con uno mismo que con el otro, extrañar a alguien es doloroso por todas las emociones que involucra y generalmente duele por el vacío que sentimos y que deseamos llenar para no sentir.

Cuando se trata de una persona que falleció el dolor se aumenta porque nos da la certeza que no volveremos a hablar ni a tocar a esa persona, al menos no en este mundo material.

Cuando amaste a alguien y fuiste realmente feliz al lado de esa persona, el hecho de que ya no esté junto a ti es motivo de profunda tristeza y recordar no es doloroso, pero extrañar es encontrarnos de nuevo con el vacío que su partida dejó en nuestra vida…un vacío que nadie podrá llenar, aunque vuelvas a tu vida normal y lleguen más personas a tu vida y es que como dice la frase “somos el resultado de la suma de todos los momentos de nuestra vida” y yo agregaría  que también somos la suma de las personas que nos amaron y amamos profundamente.

Cuando se acepta que es imposible reemplazar a una persona, se manifiesta la responsabilidad que el hombre asume ante su existencia. Es en esos vacíos que nos dejan nuestros seres queridos al marcharse que encontramos el sentido de la vida. Según el Dr Viktor Frakl el interés del hombre no dede ser encontrar el placer o evitar el dolor, sino encontrar el aquello por lo que valga la pena vivir, dar un sentido real a nuestra existencia.

No se trata de si nosotros no esperamos algo de la vida, sino de si la vida espera algo de nosotros. Pensemos que lo que aportamos a la vida, lo que la vida espera de nosotros.

La vida nos cuestiona, nos exige continuamente y todos tenemos un por qué o por quién vivir, una razón que nos permite seguir adelante cada día, que nos motiva y que da sentido a cada segundo de nuestra existencia, a cada paso que damos y a cada cosa que hacemos. 

Recordemos que tenemos un poder personal intransferible y entonces la manera en la que cómo reaccionamos a condiciones que no pueden ser cambiadas, depende solo de nosotros. Podemos recordar sin extrañar, porque recordar nos lleva a momentos cuyas emociones son positivas y extrañar nos lleva a una zona en donde deseamos controlar una situación que ya pasó y que tan solo por eso es incontrolable. No tener el control nos abruma, intensifica las emociones negativas alrededor de nuestra persona y nuestro entorno. Es inevitable recordar, pero si es posible no dejarse sumergir en pensamientos que solo causan dolor y nos llevan a la desesperanza, la cual es igual a sufrimiento sin propósito; si somos capaces de encontrar un sentido a la adversidad, es posible convertir las tragedias en una forma de superación personal.

“El amor a uno mismo es el punto de partida del crecimiento de la persona que siente el valor de hacerse responsable de su propia existencia” (Viktor Frankl).

 

No necesitamos vivir sin adversidades, sino saber que van a existir, que son parte de la vida y que luchar por algo que merezca la pena, dar un sentido a nuestra existencia e incluso dar sentido a la pérdida de la persona.

 

Tan irreverente la muerte y nosotros tan poco preparados. La vida con sus tantos pliegues y matices, la muerte en cambio, certeza pura de que somos finitos.

 

¿A qué sabría la vida si su probable final no estuviera escondido tras cada rincón? Tras cada abrazo, cada palabra, cada segundo, tras cada despedida o bienvenida… Disfrutemos la vida y demos un sentido a cada día de nuestra existencia si no es por nosotros mismos, incluso puede ser como un pequeño homenaje a ese ser querido que ahora ya no está en este mundo material.

 

Un abrazo y mis deseos de que tus pérdidas te enriquezcan y no te mermen.

 

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